Jubilamos a Manolo
Hoy acudí a la 16ta celebración del Día Internacional de las Relaciones Públicas en la Universidad del Salvador -sede centro-, con la particularidad de que sirvió también para despedir a Manuel Montaner Rodríguez.
Participé del primer panel, con el actual presidente del Consejo Profesional de RR.PP. y director de Asuntos Públicos y Gobernamentales de DOW, Pablo Cattoni, y los responsables de Porter Novelli y Ketchum en la Argentina, Aldo Leporati y Gustavo Averbuj, respectivamente, este también ex presidente del Consejo, sobre el futuro de las relaciones públicas.
Empecé recordando que conozco a Manolo desde hace treinta años, cuando ambos trabajábamos en Telecom Argentina: él a cargo de la organización de los muchos eventos de la compañía y yo, como gerente de Comunicación Interna y Externa. "Era tan picante e intenso como ahora", recuerdo haber dicho de él.
Acerca del futuro de la profesión, dividí la exposición en tres: los asuntos públicos, que es mi enfoque, en el corto y en el largo plazo, y el desafío tecnológico.
Sobre el corto plazo, los nuevos gobiernos siempre presentan alguna clase de desafíos, aunque no creo que un eventual gobierno de Alberto Fernandez pueda superar a la desconfianza y la falta de concesiones que el actual gobierno tuvo para con el sector privado. Mejoró significativamente los modos y el trato, así como la respuesta inmediata por parte de los funcionarios, pero rara vez fueron permeables a sugerencias o correcciones. En consecuencia, nuestro trabajo fue mayoritariamente -según lo compartido con infinidad de colegas- infructuoso.
Sobre el largo plazo, marqué el riesgo de la pérdida de vigor de las instituciones republicanas en el mundo, en general, y en nuestro país en particular. Recordé haber compartido alguna conferencia con Ignacio Viale en ese mismo salón en el que él destactó, cuando hablamos de historia de las RR.PP., que esta profesión adquiere sentido en democracia, concepto que comparto, y que en gobiernos autocráticos nuestro trabajo sería distinto.
Finalmente destaqué el desafío que conllevan las nuevas tecnologías en las tres grandes funciones de nuestro metier: la búsqueda de información, que aparentemente mejorará con la inteligencia artificial pero que por el momento la profusión mediática sólo debilitó al periodismo y aún no trajo mahyores beneficios, por lo que hay que seguir leyendo diarios que siguen siendo los ordenadores de la agenda pública; el conocimiento del tema, que es permanentemente cambiante y que exige una formación continua de nuestra parte, y la construcción de confianza en un contexto de mediatización; más aún, el desafío de generar y el desarrollar de contactos, en medios impersonales.
Gustavo aportó un concepto clave: la necesaria transparencia que exigen los nuevos medios, a lo que agregué que nos exige coherencia entre nuestra vida profesional y personal, y el debate se volcó a la importancia de hacer un aporte ético a la organización.
Finalmente, lo apluadimos de pie al bueno de Manolo, que pasa a acogerse casi automáticamente a su jubilación.+
Participé del primer panel, con el actual presidente del Consejo Profesional de RR.PP. y director de Asuntos Públicos y Gobernamentales de DOW, Pablo Cattoni, y los responsables de Porter Novelli y Ketchum en la Argentina, Aldo Leporati y Gustavo Averbuj, respectivamente, este también ex presidente del Consejo, sobre el futuro de las relaciones públicas.
Empecé recordando que conozco a Manolo desde hace treinta años, cuando ambos trabajábamos en Telecom Argentina: él a cargo de la organización de los muchos eventos de la compañía y yo, como gerente de Comunicación Interna y Externa. "Era tan picante e intenso como ahora", recuerdo haber dicho de él.
Acerca del futuro de la profesión, dividí la exposición en tres: los asuntos públicos, que es mi enfoque, en el corto y en el largo plazo, y el desafío tecnológico.
Sobre el corto plazo, los nuevos gobiernos siempre presentan alguna clase de desafíos, aunque no creo que un eventual gobierno de Alberto Fernandez pueda superar a la desconfianza y la falta de concesiones que el actual gobierno tuvo para con el sector privado. Mejoró significativamente los modos y el trato, así como la respuesta inmediata por parte de los funcionarios, pero rara vez fueron permeables a sugerencias o correcciones. En consecuencia, nuestro trabajo fue mayoritariamente -según lo compartido con infinidad de colegas- infructuoso.
Sobre el largo plazo, marqué el riesgo de la pérdida de vigor de las instituciones republicanas en el mundo, en general, y en nuestro país en particular. Recordé haber compartido alguna conferencia con Ignacio Viale en ese mismo salón en el que él destactó, cuando hablamos de historia de las RR.PP., que esta profesión adquiere sentido en democracia, concepto que comparto, y que en gobiernos autocráticos nuestro trabajo sería distinto.
Finalmente destaqué el desafío que conllevan las nuevas tecnologías en las tres grandes funciones de nuestro metier: la búsqueda de información, que aparentemente mejorará con la inteligencia artificial pero que por el momento la profusión mediática sólo debilitó al periodismo y aún no trajo mahyores beneficios, por lo que hay que seguir leyendo diarios que siguen siendo los ordenadores de la agenda pública; el conocimiento del tema, que es permanentemente cambiante y que exige una formación continua de nuestra parte, y la construcción de confianza en un contexto de mediatización; más aún, el desafío de generar y el desarrollar de contactos, en medios impersonales.
Gustavo aportó un concepto clave: la necesaria transparencia que exigen los nuevos medios, a lo que agregué que nos exige coherencia entre nuestra vida profesional y personal, y el debate se volcó a la importancia de hacer un aporte ético a la organización.
Finalmente, lo apluadimos de pie al bueno de Manolo, que pasa a acogerse casi automáticamente a su jubilación.+
Leporati, Cattoni, un servidor y Averbuj |
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