La próxima vez será
Comparto, como todos, la angustia y la tristeza del momento futbolístico. Primero, porque perder finales es propiamente angustiante; segundo, porque una derrota tan próxima a la gloria es más dolorosa que la inicial.
Pero, como argentinos que nos gusta el fútbol, tenemos que estar muy orgullosos. Porque salir segundos dos veces en América y en el Mundo en tan poco tiempo no es poca cosa.
Estaría destrozado si, como los brasileros, hubiera salido tan temprano. Tal vez estaría menos triste, pero estaría indignado; como cuando salimos en la primera rueda del Mundial de Corea y Japón. Teníamos equipo y teníamos técnico. Pero algo inexplicablemente falló aquella vez.
Ahora tuvimos equipo que, por otra parte, se mostró Messi independiente. Tuvimos técnica y un planteo decididamente ofensivo. Más aún, tuvimos clase: un lindísimo fútbol y, salvo unas pocas excepciones, extraordinario comportamiento deportivo.
Estuve por Estados Unidos durante la Copa América. En viaje familiar. No fui a ver a la selección. Pero estuve orgulloso porque pude notar que la Argentina era la favorita. No sólo en las apuestas; la gente -principalmente los latinos- se calzaba la celeste y blanca con alegría, sin reiterar el célebre resentimiento que las naciones hermanas solían tener a los porteños. En los escaparates de Marshall's, por ejemplo, se exponían solo dos camisetas (no oficiales, de fantasia): la local y la argentina.
Estoy triste -no puedo negarlo, pero satisfecho.
¡Gracias, muchachos! ¡Gracias por lo que hicieron!
La próxima vez será. No aflojemos.+
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