Tufillo Autobiográfico

Miguel Bonasso escribe muy bien. Para mí, es lo mejor que hace. He devorado algunos libros suyos como Recuerdos de la Muerte o El Presidente que no Fue. Deliberadamente, dejé pasar algunos de sus títulos. Pero la edición de La Venganza de los Patriotas (Planeta, 427 pgs, México Buenos Aires Agosto 2010) me tomó de sorpresa. No lo había visto promocionado. Es raro, porque Bonasso es un personaje público, particularmente en estos tiempos.
Confieso que es un personaje que me despierta sensaciones encontradas. Por momentos me produce rechazo y en otros, simpatía.
Pensé que si elegía un tema histórico para su última novela, como la Gesta Emancipadora, no iba a encontrarme con lo que me diferencia de él. Me equivoqué dos veces, porque allí el que fuera vocero del Frejuli en 1973 desplegó toda su tónica política aunque sin llegar a producir rechazo.
Claramente, no es uno de sus mejores libros. Pero es un gran ejercicio político literario. Hay investigación y verosimilitud en muchos tramos.
La cuestión histórica vale la pena. A mí me molestó cuando se mezclaba con lo autobiográfico. Es evidente que el autor sintió gran familiariedad con el protagonista: Bernardo Monteagudo, uno de los jacobinos más irritantes de nuestra revolución.
Pero Bonasso no le rehuye a la cuestión. La aborda plena y honestamente. Peca, como suele ocurrir, con detalles novelados de amoríos y otros detalles cotidianos que, a mi juicio, fueron excesivos. Es como que se recreaba con la cuestión logiesca, con la proximidad de la muerte y del peligro, y con el conocimiento de ciertos detalles de la vida de un revolucionario, que a mí me aburrieron.
No es un libro de lectura obligada, pero se va poniendo bueno a medida que avanza. Estoy satisfecho de haber vuelto a leer uno de sus libros.+

Comentarios

Magui ha dicho que…
Coincido en que Bonasso es un excelente escritor. Leí "El presidente que no fue" que relata ese eslabón un poco perdido de la historia del peronismo que fue Cámpora. La forma como está escrito te permite ahondar en las contradicciones que se vivían en ese momento. Eso es lo interesante, situarse en el lugar de los personajes en el contexto que ellos vivieron. Bonasso lo hace muy bien, relatando detalles del cautiverio de Cámpora, confinado a moverse dentro de ciertos ambientes en la embajada, unos pocos metros cuadrados, una metáfora del clima de tensión que había entonces, más allá de la vereda ideológica en la que uno se sitúe.

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