Carta de un empresario cristiano


Hola hija, esta mañana, cuando me llamaste me preguntaste: ¿Dónde están los empresarios? ¿Viste todo lo que se está diciendo de ustedes, por qué no hablan?
 No te respondí porque ya estaba demorado para conectarme a la tercera reunión por video de trabajo del día; estaba ocupado y apurado.
 Ahora es de noche, tarde. Tu madre y hermano menor ya duermen. Puse algo de música y aprovecho la tranquilidad para responderte (sabés que soy lento para escribir en whatsapp):
 ¿Dónde estamos nosotros, los empresarios?
 ESTAMOS intentando mantener las empresas a flote a pesar de las dificultades enormes que plantea la pandemia.
 ESTAMOS trabajando para continuar fabricando los productos y prestando los servicios esenciales para que la población siga viviendo con la mayor normalidad posible.
 ESTAMOS buscando formas de mantener los empleos, de que nuestros colaboradores y sus familias sufran lo menos posible las consecuencias de esta terrible calamidad que enfrentamos.
 ESTAMOS tratando de generar los recursos que nos permitan cumplir nuestras obligaciones con proveedores para que puedan seguir funcionando.
 ESTAMOS buscando también generar recursos para pagar los impuestos, para que el Estado también pueda seguir funcionando.
 ESTAMOS revisando todos nuestros planes, presupuestos, proyectos, y reformulándolos para intentar acomodarlos a esta nueva realidad.
 ESTAMOS adoptando e implementando las medidas para que nuestras organizaciones trabajen con el menor riesgo de contagio posible.
 ESTAMOS impulsando una enorme cantidad de iniciativas para disminuir los impactos del coronavirus.
 ESTAMOS organizando y ejecutando el proyecto que permitirá a organizaciones sociales cubrir las necesidades básicas de cuatro millones de personas que están siendo impactadas por la crisis.
 ESTAMOS aportando ayuda para que la Cruz Roja y el sistema de salud estén mejor preparados para cuando llegue lo peor.
 ESTAMOS llevando a cabo muchísimos programas de ayuda en las comunidades en las que tenemos nuestras fábricas, laboratorios y centros de distribución.
 ESTAMOS convocando a otros empresarios a sumarse a estos esfuerzos (y te alegrará saber que la gran mayoría lo hacen y con mucha generosidad).
 Todo eso mientras ESTAMOS luchando contra nuestras propias angustias, miedos e incertidumbres (hace mucho que te diste cuenta que tu papá no es Superman y que también siento todo eso).
 Me olvidaba, también me preguntaste si habíamos escuchado lo que se estuvo diciendo de los empresarios y si íbamos a decir algo. Como ves, estamos demasiado ocupados, y con cosas demasiado importantes, como para estar escuchando y contestando todo lo que se dice…  Seguramente estarás de acuerdo.
 Te mando un beso y me voy a dormir, que mañana será otro día de mucho trabajo.

(La autoría de la carta se la atribuye a Juan Vaquer, presidente de ACDE)

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