Palabras introductorias



Juan Miguel es contemporáneo mío. Lo conozco desde chico y puedo atestiguar que siempre ha tenido la misma pasión por nuestros principios y valores, y el mismo compromiso con los demás.
Peregrinamos en ámbitos dirigenciales por caminos paralelos –muchas veces coincidentes- pero siempre en la misma dirección: procurar un mayor involucramiento de la sociedad, en general, y de los jóvenes en particular, en la cosa pública.
Me deleité viendo cómo con su hermano Simón construyeron la Fundación Contemporánea. Me admira ahora ver el resultado de su trabajo diseminado en muy diversas dependencias de la función pública. Siempre digo que ya podemos expresar tranquilamente que la Fundación Contemporánea, que hoy preside, ha incidido en la formación de la dirigencia política del futuro. Sus jóvenes frutos ya ocupan posiciones de poder.
Pude comprobar su pulsión empresarial. Si bien él es arquitecto y yo politólogo, compartimos militancia en la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), que promueve como modelo la figura Enrique Shaw, un empresario que está en el proceso de santidad. Lo que Shaw promovió en Rigolleau, los Bestani lo procuraron en Inca y mi padre lo instituyó en la constructora entre sus muchos obreros.
En última instancia, el desvelo de Juan Miguel fue y es la construcción social y política en favor del bien común. Pero estas frases, que suenan a hueco, tienen en Juan Miguel otra sonoridad que es la que ofrece la palmada: ese suave golpe que hace la palma contra el hombro del hermano, del amigo; ese acompañamiento fraterno, ese encuentro que puede ser áspero y señal de vitalidad.
En esa línea se enmarca este libro. Me preguntó si recomendaría su lectura y le respondí sin dudarlo que sí, porque tengo gente que me adeuda dinero y a otros, a los que les guardo rencor, jeje... Fuera de broma, creo que este libro es un magnífico trabajo de síntesis de las creencias y de los elementos que constituyen la Fe que practicamos a diario. Es una palabra viva y novedosa que ofrece una nueva Vida. Es un privilegio poder expresarlo con la solvencia que lo hace y que denota una gran formación que no muchos han tenido.
En este tiempo difícil y contradictorio que nos toca vivir y que prácticamente nos obliga a la santidad, el libro de Juan Miguel es una agradabilísima hoja de ruta. Vayamos a Lumen y emprendamos el camino.+


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