La aventura de la Vida
Comparto mi intervención de ayer en el Encuentro de Comunicadores por la Vida organizado por Rodrigo Fernández Madero en La Abadía.
Ante la pregunta del moderador acerca de cómo nos encontró el anuncio del debate del anuncio presidencial del debate parlamentario por la interrupción del embarazo libre y gratuita, respondí que ya estaba trabajando causas similares con la misma gente lo que facilitó la operación, y que este será un factor crítico para producir el cambio cultural: la organización que se logró entre los que rescatamos estos valores fundamentales, como el de la vida.
La segunda pregunta apuntó a los pasos a seguir.
Para mí es muy importante el modo en que se comunica. Hay que cuidar el proceso, el camino; porque el fin no justifica los medios. No hay que poner el foco en la llegada, sino en el tránsito.
No podemos andar buscando palabras o ideas para arrojarlas a los como si fueran piedras para abrir las cabezas. Lo que nosotros queremos comunicar entra por el corazón, con el testimonio. Haciendo todo lo que podemos hacer para que nuestra vida sea tan pura y tan limpia, que sin mayor trabajo refleje a la Verdad; sin sofisticaciones, sin artificios, seguros de que lo que transparentamos es lo mejor que lo que podemos decir. Porque muchas veces veo a gente que se desespera por ganar la discusión o la batalla. No me parece que ese sea nuestro cometido. Nuestro propósito es simplemente comunicar la Verdad. Si lo hacemos fehacientemente, hemos cumplido nuestra misión. Porque la Verdad resplandece y encanta.
Transmitir la Verdad inevitablemente celebra la Vida. Honrar a la Verdad es retomar la senda para vivir en forma más intensa y cabal. Las historias que narremos deben reflejarlo de igual manera; sin artificios, simplificaciones ni exageraciones. Debemos buscar el corazón del otro por sí mismo, lo que produce una conversión en ambos porque el diálogo en serio ayuda a nuestra redención. Caminemos ese camino, que busca la verdad en la vida del otro. Porque esa vida es la aventura fascinante que contrasta con la cultura de la muerte, del descarte.+
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