El primer video viralizado
El día en que estallaron las puebladas en Los Angelespor la golpiza contra Rodney King acababa de volver de los Estados Unidos.
Entre las notas destacadas de ese largo viaje por el gran país del norte estaba la discusión que mantuve con Ignacio Galceran, en su departamento de Nueva York, y otro/a argentino/a que ahora no recuerdo sobre el racismo en la Argentina y la ejemplar integración cultural en los Estados Unidos.
Mi postura era que sentía mucha hipocresía al respecto en ese país. De hecho, no entendía el objeto de esa conversación; no me parecía que mi país fuera particularmente racista. Ellos, en cambio, que habían empezado con ese tema, sostenían que en la Argentina se vivía una discriminación que en el país que habían adoptado, no.
Ignacio me había invitado a comer y hacía algún tiempo que se había ido y que no lo veía. Discutimos más de lo que hubiera querido en una situación como ésa. Me acuerdo que Ignacio, orgulloso de su vivienda, me explicaba que los departamentos allí eran muy chicos y que el suyo -sospecharía que lo vería chico- era grande, lo que no era comparable a la vista.
Nunca olvidé esa sabrosisísima experiencia.
Hoy, al leer esta nota en ElPaís.es, caigo en la cuenta de a) ¡... que pasaron 25 años! b) la importancia de un episodio, tal como percibí aquel entonces, al punto de que aún se lo recuerde en tan nimios detalles; c) que el que lo filmara fue argentino, y d) que, además de sus implicaciones políticas, sociales y culturales, se lo reconoce como el primer vídeo viralizado.+
Entre las notas destacadas de ese largo viaje por el gran país del norte estaba la discusión que mantuve con Ignacio Galceran, en su departamento de Nueva York, y otro/a argentino/a que ahora no recuerdo sobre el racismo en la Argentina y la ejemplar integración cultural en los Estados Unidos.
Mi postura era que sentía mucha hipocresía al respecto en ese país. De hecho, no entendía el objeto de esa conversación; no me parecía que mi país fuera particularmente racista. Ellos, en cambio, que habían empezado con ese tema, sostenían que en la Argentina se vivía una discriminación que en el país que habían adoptado, no.
Ignacio me había invitado a comer y hacía algún tiempo que se había ido y que no lo veía. Discutimos más de lo que hubiera querido en una situación como ésa. Me acuerdo que Ignacio, orgulloso de su vivienda, me explicaba que los departamentos allí eran muy chicos y que el suyo -sospecharía que lo vería chico- era grande, lo que no era comparable a la vista.
Nunca olvidé esa sabrosisísima experiencia.
Hoy, al leer esta nota en ElPaís.es, caigo en la cuenta de a) ¡... que pasaron 25 años! b) la importancia de un episodio, tal como percibí aquel entonces, al punto de que aún se lo recuerde en tan nimios detalles; c) que el que lo filmara fue argentino, y d) que, además de sus implicaciones políticas, sociales y culturales, se lo reconoce como el primer vídeo viralizado.+
‘El argentino’ que grabó el primer vídeo viral de la historia
George Holliday filmó en 1991 la paliza a Rodney King, que acabó dando origen al peor conflicto racial de Estados Unidos
Un jurado sospechoso"¡A por ellos!"El video tuvo la culpa"Los negros nos sentimos humillados"Bush envía 4.000 soldados a Los Ángeles. De repente, el caos
Una de las primeras cosas que hizo George Holliday con su flamante cámara Sony Handycam de vídeo 8 milímetros fue salir a curiosear a un bar que había enfrente de su casa, al norte de Los Ángeles, donde estaban rodando una película. Era Terminator 2 y se rodaba la escena la que el cíborg le quita la ropa y la motoa un pandillero. Alcanzó a grabar a Arnold Schwarzenegger en la moto. En la madrugada del 3 de marzo de 1991, sobre esa misma cinta y en ese mismo lugar, grabó la salvaje paliza de la policía a un hombre negro llamado Rodney King. Fue el primer vídeo viral antes de que existiera esa palabra. El vídeo se convertiría en el primer ejemplo de reporterismo ciudadano, en un símbolo de la brutalidad policialy en el origen de los mayores disturbios raciales de la historia, de los que se acaba de cumplir el 25 aniversario.
“Así que la cinta empieza con Schwarzenegger en una moto… ¡Only in LA!”, reía Holliday el pasado lunes, recordando su historia frente al lugar exacto de los hechos. Entonces esto era un descampado. Hoy hay un museo para niños, una biblioteca pública y un parque. Los apartamentos Monte Vista, desde donde está grabado ese vídeo, siguen ahí.
Era casi la una de la madrugada cuando le despertó el ruido del helicóptero, relata. La policía venía persiguiendo a King a más de 160 kilómetros por hora por la autopista hasta que se paró en un arcén delante de la casa de Holliday. Cuando salió al balcón y vio policía, decidió empezar a grabar. King estaba a unos 40 metros de él. En la cinta se oyen los golpes de los porrazos sobre su cuerpo durante ocho minutos. Fue el primer ciudadano conocido que tomó la decisión de grabar la brutalidad de la policía contra un hombre negro. “En ese momento yo estoy pensando: ¿qué habrá hecho este tipo para merecerse eso?”.
No había teléfonos móviles, ni YouTube, ni redes sociales. George Holliday no sabía la importancia de lo que había grabado ni qué hacer con ello. Al día siguiente fue la maratón de Los Ángeles y acudió a grabar a un amigo que corría. Lo hizo a continuación de esa misma cinta. El vídeo casero más famoso del mundo empieza con Schwarzenegger en moto, sigue con Rodney King apaleado y acaba con un desconocido cruzando la meta de una maratón.
Ese domingo fue a una boda donde contó lo que había visto y nadie le dio importancia. Llamó a la comisaría de su barrio a preguntar qué había pasado la noche anterior, pero la policía no quiso decirle nada por teléfono a un curioso y le colgó. Finalmente, llamó a la televisión local señera de Los Ángeles, KTLA, a preguntar si sabían algo de una operación policial en su barrio. “En la conversación surgió el hecho de que lo tenía grabado y me dijeron que si les podía enseñar la cinta”.
Esa noche, KTLA puso la grabación en el telediario de las 10 de la noche. Fue la segunda noticia, después de la publicidad. En la pantalla ponía: “Filmado por George Holliday, Lakeview Terrace”. “El teléfono explotó. Todo el mundo quería una entrevista y una copia de la cinta. Tuve que desconectar el teléfono, físicamente”. A la mañana siguiente fue a la emisora a recuperar la cinta. “Me dijeron que era una historia más grande de lo que pensaban y que si se la podían quedar dos días en exclusiva por 500 dólares”. Aceptó. Esa misma tarde, el departamento de Asuntos Internos de la Policía de Los Ángeles se presentó en KTLA y confiscó la cinta. Afortunadamente, habían hecho una copia y se la dieron.
Cuatro policías blancos fueron a juicio por la agresión. El 29 de abril de 1992, fueron absueltos por un jurado de blancos, a pesar de que el mundo entero había visto, por primera vez en la historia, la prueba en vídeo. Esa tarde empezaron en el sur de Los Ángeles los peores disturbios raciales de Estados Unidos. La violencia duró seis días y murieron más de 60 personas. “Ha habido gente que me ha echado la culpa de los disturbios. Lo que hay en la cinta causó los disturbios, no la cinta”, se defiende.
Holliday cuenta todo esto en perfecto español porteño. Es hijo de padre inglés y madre alemana. Su padre era un alto directivo de la petrolera Shell y tuvo puestos en distintos países. George nació en Canadá y vivió en Indonesia y Londres, pero su padre eligió Buenos Aires para retirarse. De allí se vino a Los Ángeles a buscar trabajo a finales de los 80, porque en Argentina no conseguía independizarse.
“Un día vino mi hijo del colegio y me dijo: ‘Papá, apareces en un libro de historia”, dice Holliday. Una generación entera solo oye el nombre de Rodney King cuando surge un vídeo de brutalidad policial, ahora grabados con teléfonos, y algún presentador de televisión recuerda el precedente. Lo que más ilusión le hace no es eso, sino aparecer en una pregunta del juego Trivial Pursuit. Aún le reconocen por la calle, un cuarto de siglo después, a pesar de que ya casi no da entrevistas. Nunca hizo fortuna con el vídeo, dice que le engañaron varias veces. A sus 57 años trabaja de fontanero por cuenta propia. Un amigo le ayuda a vender derechos de emisión para documentales, reportajes o películas. Holliday recuperó hace pocos años la cámara Sony, también confiscada como prueba para el juicio. La cinta original sigue en poder del FBI.
Nunca habló con Rodney King sobre aquella noche. Holliday recuerda el lugar exacto en el que un día paró a echar gasolina, aproximadamente un año después del vídeo. Cuando iba a pagar, alguien le gritó desde la otra punta de la gasolinera: “¡Eh! ¡George Holliday! ¿Sabes quién soy?”, le dijo. “No le reconocí, solo le había visto en fotos con la cara golpeada”. Era Rodney King. “Me dijo: ‘Usted me salvó la vida’. Yo no supe qué decir. Nos dimos la mano y nos dijimos adiós”.
Comentarios