Transparentar la gestión de lobby

Marina Carvajal, Adrián Pérez, Hugo Quintana e Ignacio Viale
La Ley del Lobby fue el tema que se abordó esta mañana en un encuentro organizado por la Secretaría de Asuntos Politicos e Institucionales del Ministerio del Interior, en la Sala Federal del Centro Cultural Kirchner.
Luego de unas palabras introductorias de Pérez y de su subsecretaria de Reforma Institucional y Fortalecimiento de la Democracia, Marina Carvajal, habló el chileno Rodrigo Mora acerca de la ley que rige en su país. Según algún documento que pude leer al respecto no es un mecanismo tan simple ni tan poco reglamentarista como decía Mora quien, para colmo, intentó despejar las dudas del público refiriendo al manual de uso de la norma.
La voz del Consejo Profesional de Relaciones Públicas estuvo a cargo de su presidente, Ignacio Viale, que pidió que exista alguna norma que jerarquice a la actividad pero que sea suficientemente sencilla como para que no obstaculice el sano ejercicio de la misma.
Luego empezaron a hablar otros participantes (seríamos medio centenar) del encuentro. La inmensa mayoría coincidía en explicar con diferentes argumentos que:
+ Cualquier reglamentación vulneraría el espíritu de "peticionar ante las autoridades" previsto en el artículo 14 de la Constitucion Nacional; aún un registro de lobbyistas.
+ Por otra parte, actualmente rigen numerosas normas que no cumplen su cometido.
+ Según los participantes del encuentro, lo que se puede es dar mayor transparencia al proceso, como ser la publicación de las audiencias, los participantes y los motivos.
El intercambio me recordó una actividad organizada por la comisión corporativa del Consejo, presidido por entonces por Matías Szapiro, desarrollada con Cippec en el Salón Azul del Senado y que derivó en la sanción de dos resoluciones internas de ese órgano y que obligaban a los senadores a consultar a los sectores afectados en una iniciativa y la otra, a transparentar las agendas de los legisladores. Se usó ese mecanismo administrativo para no dilatar su tratamiento e impedir que lo acordado entre los legisladores, lobbyistas y entidades consultados durante toda una jornada de trabajo se dilatara en el tiempo hasta quedar en la nada. Julio Cobos era por entonces presidente del Senado. Que yo sepa, tales medidas nunca llegaron a aplicarse.
Me inclino a pensar que los americanos en esto no se equivocan. Ellos preguntan cosas obvias (por ejemplo, en el aeropuerto consultan ¿usted es terrorista? ¿trae armas? etc) que, de comprobarse lo contrario, les permite aplicar todo el rigor de la ley.
A mi juicio, alcanza con jerarquizar a la actividad, transparentar su acción y velar por el cumplimiento de las normas vigentes, que no son pocas ni benévolas.
Es celebrable esta iniciativa del Gobierno que esperemos que permita avanzar en buenas prácticas de relacionamiento institucional.+

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