Si
Clarín trajo anteayer a la memoria un maravilloso poema que vale la pena copiar.
Si
Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila
cuando todo a tu lado es cabeza perdida.
Si tienes en ti mismo una fe que te niegan
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
Si esperas en tu puesto sin fatiga la espera;
si engañado no engañas;
si no buscas más odio que el que te tengan.
Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres;
si, al hablar, no exageras lo que sabes y quieres.
Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo;
si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si tropiezas al triunfo, si llega tu derrota,
y a los dos impostores los tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado
a pesar del sofisma del Orbe encanallado.
Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque esta obra sea la de toda tu vida.
Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría
las ganancias de siempre a la suerte de un día;
y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie de lo que es y de lo que era.
Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,
aún después de su fuga de tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo cuando no quede nada
porque tú lo deseas, y lo quieres, y mandas.
Si hablas con el pueblo y guardas tu virtud.
Si marchas junto a reyes con tu paso y con tu luz.
Si nadie que te hiera, llega a hacerte la herida.
Si todos te reclaman y ni uno te precisa.
Si llenas el mundo inolvidable y cierto
de sesenta segundos que te lleven al cielo...
Todo lo de esta tierra será de tu dominio
y, mucho más aún, serás hombre, hijo mío.
Rudyard Kipling
(Traducción de J. Miquelena)
Si
Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila
cuando todo a tu lado es cabeza perdida.
Si tienes en ti mismo una fe que te niegan
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
Si esperas en tu puesto sin fatiga la espera;
si engañado no engañas;
si no buscas más odio que el que te tengan.
Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres;
si, al hablar, no exageras lo que sabes y quieres.
Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo;
si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si tropiezas al triunfo, si llega tu derrota,
y a los dos impostores los tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado
a pesar del sofisma del Orbe encanallado.
Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque esta obra sea la de toda tu vida.
Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría
las ganancias de siempre a la suerte de un día;
y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie de lo que es y de lo que era.
Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,
aún después de su fuga de tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo cuando no quede nada
porque tú lo deseas, y lo quieres, y mandas.
Si hablas con el pueblo y guardas tu virtud.
Si marchas junto a reyes con tu paso y con tu luz.
Si nadie que te hiera, llega a hacerte la herida.
Si todos te reclaman y ni uno te precisa.
Si llenas el mundo inolvidable y cierto
de sesenta segundos que te lleven al cielo...
Todo lo de esta tierra será de tu dominio
y, mucho más aún, serás hombre, hijo mío.
Rudyard Kipling
(Traducción de J. Miquelena)
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