Apold
Hace unos años descubrí esta placa de bronce en la fachada de lo que eran los talleres del diario La Prensa, en Azopardo y Chile, y que ahora es la ochava de la esquina en donde se encuentran la redacción, la planta impresora y los archivos de centenario matutino que fundara José Clemente Paz.
"Roberto Núñez, caído por la afirmación de la libertad de prensa". No conocía el episodio por el cual el trabajador de prensa encontró la muerte. Sabía de la clausura y de la entrega del rotativo a la CGT por parte del Gral. Perón, pero ignoraba ese enfrentamiento.
"El inventor del peronismo. Raúl Apold, el cerebro oculto que cambió la política argentina", escrito por Silvia Mercado y publicado por Planeta, recuerda éste y numerosos otros episodios de la historia del peronismo desde la óptica de su relación con los medios y la comunicación política.
Mercado se centra en Apold para hacer una rigurosa autocrítica peronista de la relación con los medios, y trae una jugosa primicia como anexo documental: el plan de difusión, propaganda y contrapropaganda de la acción política del segundo gobierno peronista; semejante pieza de comunicación política no solamente era desconocida sino que al menos yo no conocía otra similar tan antigua.
Además de estar muy bien escrito, la autora -que conoce tan bien el oficio periodístico como el de relacionista pública- hace destacar las virtudes profesionales de Apold como lobbyista y comunicador social. Lo define varias veces como un RR.PP. y lo hace de una manera tan acabada que uno sospecha en que se inspira en algún personaje actual o a quien ella haya conocido acabadamente.
Si bien la investigación no es rigurosamente histórica, sino más bien periodística, prácticamente un ensayo, vale la pena leerlo. Es divertido y muy útil como ejercicio de aplicación de conceptos teóricos a la práctica profesional, política o no.
Ojalá haya más trabajos que, como éste, nos ilustren y eleven el análisis con una mirada ética.+
Además de estar muy bien escrito, la autora -que conoce tan bien el oficio periodístico como el de relacionista pública- hace destacar las virtudes profesionales de Apold como lobbyista y comunicador social. Lo define varias veces como un RR.PP. y lo hace de una manera tan acabada que uno sospecha en que se inspira en algún personaje actual o a quien ella haya conocido acabadamente.
Si bien la investigación no es rigurosamente histórica, sino más bien periodística, prácticamente un ensayo, vale la pena leerlo. Es divertido y muy útil como ejercicio de aplicación de conceptos teóricos a la práctica profesional, política o no.
Ojalá haya más trabajos que, como éste, nos ilustren y eleven el análisis con una mirada ética.+
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