La Nación Compacto

Un medio especializado, una suerte de observatorio de diarios, www.diariosobrediarios.com.ar, publicó el viernes un informe en su sección Zona Dura, sobre un tema que puede llegar a hacer historia en el periodismo argentino. Puede gustar, o no, pero sería una decisión histórica. La transcribo a continuación, con un vínculo a la fuente+

FALTA DEFINIR SOLAMENTE LA FECHA

La Nación más cerca del tabloide

Los Saguier siguen cambiando al diario largamente centenario. Ya se trabaja en el rediseño del matutino a tamaño tabloide. Concluyeron los ajustes en las dos imprentas, que ahora pueden imprimir sábana y el futuro formato. Habrá más cambios en la redacción central y a mitad de año será el turno de la tan anunciada mudanza del edificio a la bonaerense Vicente López.¿A dónde va La Nación?Breve historia de los cambios que la familia Saguier introdujo en el matutino. De cómo el viejo diario conservador, videlista e integrado por veteranos busca transformarse en liberal, pluralista, juvenil y compuesto por una generación que nunca vivió en dictadura. De cómo repercutirá en Clarín el aggiornamiento de su primo menor, La Nación. Debates inconclusos y nuevos desafíos. LEER MAS.

La Nación cambió para parecerse a Página/12.

Pero los lectores del diario pueden quedarse tranquilos: solamente en el formato.

En efecto, La Nación medirá 28 centímetros de ancho por otros 41 de alto. Igual que Página/12y Ámbito Financiero.

Sin embargo en el diario que aún habita en la calle Bouchard al 500, prefieren decir que tendrá igual formato que El País de España. Y al “tabloide” le dicen “compacto”.
¿Qué falta para cambiar al compacto? Aún tienen que dar dos pasos.

Primero: Que concluya el rediseño del matutino. Carlos “Chany” Guyot (director de Innovación) y Javier Errea (traído de Pamplona, paracambiar el diseño del diario papel) trabajan en este aspecto. Ya tienen varios “monos”, uno casi definitivo de tapa. Y alguna imagen desarrollada sobre las secciones. “Falta mucho, no nos pusieron ni metas ni plazos, pero todos aquí quieren concluir lo antes posible”, sugiere uno de los diseñadores que trabaja en dicho equipo. 

Segundo: Que el directorio tome la decisión final del cambio. Aquí las versiones en el diario se dividen. Algunos –desde la redacción central- están convencidos queLa Nación será compacto. Aseguran que “nadie invierte más de dos millones de dólares para que las dos imprentas que antes hacían sábana, ahora puedan sacar tabloide. Tarde o temprano, el formato cambiará”.

La preocupación hoy en la empresa no pasa por saber si el “compacto” será un éxito: les preocupa la caída inesperada en la recaudación publicitaria por la decisión de supermercados y cadenas de electrodomésticos de suspender la publicación de avisos. Y más los desvela si esa medida, al calor del congelamiento de precios hasta el 1º de abril, no se extenderá hasta fines de un año electoral.

Otra fuente consultada por DsD, algo más encumbrada, apuntó sin embargo que “falta que el directorio se informe de variables importantes: cuánto se ahorra en papel; cómo hará Publicidad para convencer a los Anunciantes que el aviso compacto costará igual que el aviso sábana; qué tan “gordo” será el diario, por ejemplo, los domingos…no hay certezas aún en la empresa”.

Precisamente todas estas tareas pendientes hicieron que no sean pocas las fuentes que le dijeran al DsD que “no creo que lleguemos a cambiar el formato en 2013, a lo mejor ocurre en 2014”. “En junio queremos mudarnos del edificio central de Bouchard en Capital a la torre en Vicente López… ¿vos crees que todo va ocurrir en el mismo año?” argumenta otro periodista, que permanece más tiempo fuera de la redacción.

Fueron al menos diez años de cambios. Para que La Nación pueda ganar la calle en tabloide no todo se trató solamente de una cuestión de rodillos, cuchillas y embudos.

El debate comenzó en el final de la era Escribano.

En 2002, la familia Saguier obtuvo el control accionario mayoritario, luego de comprar pacientemente pequeños paquetes accionarios dispersos entre familiares de los Mitre.En 2003 empezaron a concebirse los cambios. Por entonces, el subdirector periodístico era José Claudio Escribano, quien condujo al matutino durante 50 años. Si en sus anales La Nación siempre se definió como un diario “conservador y liberal”, esos 50 años de Escribano hicieron del matutino un diario más conservador que liberal.

Desde principios de siglo, varios de los “amigos” de La Nación, con afecto y respeto, siempre le reprocharon al diario que ese conservadurismo lo había hecho recorrer el camino de un diario estancado: de lectores mayores, con una estética antigua, con modos redaccionales que atrasaban.

Se quejaban porque el diario hacía décadas que tenía sus ventas planchadas. La empresa exhibía aún ciertos principios, sin apreciar que el fin de siglo los había transformados en verdaderos prejuicios tontos. Era tan evidente la necesidad de “aggiornamiento” que el propio Escribano y el sobreviviente accionista Bartolomé Mitre reconocían esa necesidad. En todo caso el tema era el “cómo” y el “cuando”.

Los planteos de anunciantes, empresarios, familiares o lectores jóvenes representaban desafíos y retos que los Saguier tenían que enfrentar luego de treinta años de cabildeos vaticanales. La Nación tenía que cambiar. Y mucho.

Antecedentes y filtraciones del tabloide

Ya casi nadie recuerda que en 2004, el diario anunció que el suple de Clasificados empezaría a editarse en tamaño tabloide.

La idea “tabloide” siempre estuvo presente desde el inicio del proyecto. Esta filtración ocurrida en 2005, que anunciaba que el diario cambiaría de formato en marzo de 2006, es un buen ejemplo. 

Siguieron fueron dos años de laboratorio. De convencimiento. Los Saguier tenían que convencer a toda una empresa sobre qué cambios había que implementar.

Se va Escribano de la redacción central

En 2005, Escribano le comunicó al Directorio que al cumplir 50 años como jefe de redacción del matutino, se retiraría del cargo y seguiría siendo accionista. Puso un día de marzo de 2006 como última fecha.

Atento, el Diario sobre Diarios (DsD) publicó el 23 de febrero de 2006 que en realidad Escribano había editado su último matutino ese día. Compromisos empresarios lo harían viajar a Pergamino, a Expochacra. O sea, que adelantó 11 días su retiro.

El DsD buscó por varios medios hablar con Escribano. De tanto insistir, Escribano finalmente envió un breve correo electrónico al DsD, en el que ratificó que se iba de la redacción el 6 de marzo prometido.

Escribano desconocía que entre sollozos emotivos, su secretaria privada le había confirmado alDsD que su jefe ya había retirado todos sus petates de la oficina. Igual que un periodista del NYT en retiro, Escribano ese día cargó todas sus cosas en cajas de cartón que le alcanzó su secretaria privada.

El mensaje del correo que envió a DsD es una muestra de un mundo que empezaba a quedar atrás: no reconoció que era su última edición, mantuvo que se retiraría el 6 de marzo. Y lo hizo con el estilo de siempre. El texto es el siguiente:

“Hoy, precisamente hoy, ha sido y espero que sea, un día como todos. Mañana, temprano, volveré a levantarme como los todos días y leeré los diarios mientras desayuno. En ese momento comenzará otro día de labor. El lunes 6 de marzo será algo distinto: entraré por último día en esta querida Redacción como uno de sus miembros permanentes después de cincuenta años y un día. Eso, simplemente eso. Espero que mientras usted trabaje pueda divertirse también durante cincuenta años tanto como pudo hacerlo quien esto le contesta. Será la mejor manera de hacerlo en serio. JCE”.

La transición

Mucho antes ya se sabía que Fernán Saguier, el más joven de los hermanos, ocuparía ese rol. Las miradas se posaban sobre el nuevo director. 

Su hermano mayor Julio, ya estaba a cargo de la empresa. Pero por primera vez, la principal familia propietaria desembarcaba en la redacción central:era marzo de 2006.

El presidente de la Nación era Néstor Kirchner. Ya se había peleado con Escribano públicamente. La Casa Rosada supo de este cambió. Pero ni Kirchner ni su entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández comprendieron los matices.

Eran los tiempos en los cuales a Fernán Saguier le preocupaba que el diario viviera “una transición”. El heredero de la dirección de la redacción central no quería que la salida deEscribano significara que el diario entrara en una dinámica de cambios irrefrenables, simplemente porque ya se estaban concibiendo.

Un documento interno de esa época describía al proyecto, liderado por la Redacción y acompañado por las gerencias de Marketing, Comercial, Sistemas, Producción y Administración, tuvo como objetivo “la evolución integral del diario” que “abarca el rediseño gráfico de todas sus secciones y suplementos”.

Con la experiencia de los Clasificados, todos los suples pasaron al laboratorio del rediseño. Pero todo se tornó complejo: no era una cuestión de tamaños. Había otras urgencias: evaluar a los editores; deslindar del matutino a los profesionales de mayor edad concretando el cambio generacional; reformular secciones para actualizar al matutino; liderar las tendencias tecnológicas; incluir redes sociales; cambiar la puntocom; replantear la estrategia publicitaria; indagar en nuevos negocios y oportunidades.

Al viejo diario La Nación, acostumbrado a decisiones lentas y pensadas - hasta el hartazgo- como si se tratara del Vaticano, los nuevos tiempos lo corrían. Y la decisión “tabloide si o tabloide no” perdió jerarquía en la discusión interna.

El final de la transición,  la “nueva etapa” y otra vez el tabloide

Hubo que esperar hasta 2012 para comunicar finalmente buena parte de esos grandes cambios.

El rediseño del diario fue permanente a lo largo de todo el año.

En marzo se lo presentó a los anunciantes. En julio se incluyó publicidad al pie de su portada y el 31 de agosto comunicó “la nueva etapa” en el rediseño. Entre tantas novedades surgió el suple “Sábado”.

Se reconfiguró el cuerpo principal a partir de la incorporación de la sección Economía, de lunes a viernes, a continuación del segmento de Política. Desde el diario indicaron que participó de la renovación “un equipo de más de 40 miembros de la Redacción que integraron talleres de ideación, elaboración de prototipos, ajustes e implementación general”.

La oportunidad del cambio fue trabajada en conjunto con la Gerencia de Marketing, que fue la responsable de investigar la evolución en los hábitos de lectura, “el surgimiento de un nuevo lector y sus necesidades” y el testeo de las nuevas propuestas en lectores actuales y potenciales.

Por entonces, circularon nuevas versiones de que La Nación sería tabloide.

El lanzamiento del nuevo diseño coincidió con una modificación, gestionada por la Gerencia Comercial, “en el modo en que comercializa el espacio de los avisos” ya que “se pasó del actual sistema por centímetros a uno por módulos”.

Nuevo sitio, otra estética

Con su nuevo sitio web, destronó en 2012 a Infobae.com en diseño y desarrollo.

Pero en actualizaciones, La Nación pelea todos los días el temario con los portales Infobae,Minutouno e Infonews. Los tres sitios y el menos visitado, pero muy rápido, Todo Noticias (TN) son los más instantáneos.

La Nación aún no es todo lo rápido e instantáneo para liderar en la Web. Pero la mejoría es enorme, y hasta la reconocen sus rivales. Clarín.com sigue ostentando que es el sitio más visitado. Para desarrolladores y programadores, también es un portal enmarañado que se quedó en el tiempo.

Más cambios en la redacción

En mayo, sumó a la línea de la secretaría de Redacción a Gail Scriven. Martín Rodríguez Yebrafue designado nuevo jefe de la sección Política. Su segundo en la sección llegó desde Perfil: Jorge Liotti.

Otros cambios fueron: Inés Capdevila jefa de Internacionales; Jorge Rosales pasó a ser prosecretario de redacción (turno mañana) pero luego volvió a la tarde para descongestionar secciones concentradas en pocas manos. En tanto, marchó al dominical Enfoques Francisco Seminario, mientras que Carolina Arenes se mundó a la sección Opinión. Al suple Economía, como titular, fue Diego Cabot. Y Patricio Bernabé a “Cartas de lectores”.El último de los veteranos que partió fue el legendario Ángel Vega. La renovación generacional no se detendrá: la histórica Ana D’Onofrio, prosecretaria y mano derecha del jefe de redacción central, Héctor D’Amico, pasará a desempeñarse como responsable del Grupo de Revista La Nación.

D’Onofrio seguirá en la redacción central hasta que regrese Fernán Saguier de México donde participa de la cumbre de la SIP. Habrá un reconocimiento para ella, en el selecto grupo de la redacción.

De D’Amico hace dos años que se comenta en el diario que quiere dejar la comandancia general de la redacción central. El experimentado periodista reconoce, entre amigos, que necesita de una tarea menos estresante.

Tal vez tenga esa oportunidad –según fuentes de la redacción- en 2013. “Héctor podrá alejarse de semejante responsabilidad, pero Fernán no lo dejará que se vaya de la empresa, será como siempre una voz de consulta permanente” asegura uno de los secretarios al DsD.

Con el futuro alejamiento de la redacción central de D’Amico y D’Onofrio concluirá un ciclo: ambos llegaron a La Nación cuando a fines de los 90 y principios del nuevo siglo los empresarios gráficos querían darle una estética de "diario revistado", corriente que se extendió en todos los países de la región. D’Amico ya había pasado por Editorial Abril y Perfil (Noticias); D’Onofrio fue adscripta a la dirección de Gente.

Lo más importante es que La Nación seguirá contando con los servicios de ambos. Pero a la vez, la conducción del diario se abrirá a una generación más joven.

Los que vienen por detrás, no estaban en la redacción central en los tiempos del Proceso. Casi no fueron contemporáneos al ultimo régimen militar ni sus tristes complicidades con la prensa y empresas de turno. 

¿Y Clarín?

Cuando eso ocurra en 2013, en Clarín todos mirarán al veterano Ricardo Kirschbaum. O al histórico columnista desde los tiempos de régimen militar, Eduardo Van Der Kooy.
Los cambios en La Nación serán viento fresco en su aggiornamiento. Pero puede ser un huracán enClarín.

La Nación cambia, es un diario joven, vende mas ejemplares ¿Y Clarín?.

Clarín está congelado. Es un diario de veteranos, cae en ventas. Más urgente aún es saber que la mayoría de sus accionistas son ancianos.  La empresa está tan enfocada en su pelea con el Gobierno nacional, que todos estos cambios pasan por la vereda de enfrente. Pero el CEO del multimedios confía en la vieja guardia periodiística, en sus históricos soldados para esta lucha por la supervivencia del holding.

Mientras la redacción cada día muestra más canas y calvicies, el CEO del multimedios confía en sus viejos soldados.

El kirchnerista “qué te pasa Clarín” debería ser reformulado por “qué te pasó Clarín”.

Una tarjeta que vende mucho

Desde 2010, La Nación logró revertir la curva descendente de ventas de ejemplares, Y poco a poco comenzó a subir su circulación.

Según registró el IVC, el promedio de ventas dominicales del primer semestre de 2012 fue de 162.270 ejemplares. Por encima del registro de 159.713 de 2011 que incluso aquel guarismo superó a igual variable de ventas dominicales del período 2008/2010

En su número aniversario de 2011, Diario sobre Diarios (DsD) aseguró con respecto a La Nación que “apalancada en su edición dominical que no para de crecer, fenómeno en el cual el ‘Club de Lectores’ tiene una influencia decisiva, el diario de los Saguier logró incrementar su circulación”.

“La tarjeta del Club de Lectores empujó las ventas de todas las revistas de la editorial, ya que con un nuevo suscriptor se entrega sin cargo algún semanario o mensuario, como Living o Rolling Stones” precisó.

Mientras Clarín lleva siete años de caída consecutivos; Perfil acumula cinco de retroceso y elDiario Popular detuvo su marcha ascendente de 2004 a 2010 y empezó a caer levemente, sólo el diario La Nación cada año vende más.

“No tiene más lectores, tiene más consumidores” dicen en el mercado aquellos que no quieren a La Nación, burlándose de que colocan más ejemplares a fuerza de la tarjeta de descuentos y bonificaciones.

Nuevo diario, nuevos tiempos

Dicen que La Nación es un diario liberal. De avanzada en lo tecnológico y redes. Actual y más rápido. Más fresco y menos estructurado. Mayoritariamente compuesto por profesionales de menos de 50 años; con una fuerte composición treintañera.

La Nación cambia para parecerse a Página/12. Dicen que es solamente una cuestión de formato. Eso dicen.