¡Adios, maestro!
De izq. a dcha: César Gioia, Hernán Maurette y Carlos Menem inaugurando la Sala de VideoConferencias de la Casa Rosada |
Eligió el camino que él mismo quiso: el del campo, allá en San Miguel del Monte.
Fue mi maestro en el oficio de las relaciones públicas. En aquel tiempo, allá por 1994-98, fue mi reporte en Telintar y mi directo jefe en Telecom.
César empezó con la publicación de los llamados suplementos especiales, en Clarín, y si mal no recuerdo trabajó en Ducilo, Banco Río, Garovaglio&Zorraquin y Telecom, sucesivamente.
Tebía clarísimo todo lo que tuviera que ver con la comunicación, pero también era un habilisimo lobbyista de prensa y una anguila de las cámaras y asociaciones empresariales.
Nunca se quedaba con la primera impresión. Le gustaba masticar los temas y melonearlos con tiempo.
Era divertido, pícaro y coqueto.
Inquieto por todo, abierto para entender cualquier tipo de realidades y siempre dispuesto a aventurarse en las cosas nuevas, fue un maestro que me estimuló siempre a ir por más.
Muy generoso con su tiempo y con todo lo que tuviera a alacnce de su mano.
Me queda el recuerdo de su sonrisa permanente y esa catarata de consejos, observaciones y máximas, que me hicieron ver una realidad que no hubiese alcanzado sin su amigable ayuda.+
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